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Facebook es una fábrica y la vida afectiva la mercancía, según filósofo


Facebook ha borrado la última frontera que ofrecía resistencia al capitalismo, la de la afectividad. La red social es una fábrica que trabaja con la mercancía de la identidad y la intimidad y en la que los conceptos de amistad y biografía son un fraude, según el filósofo Vicente Serrano.

«Algo tan íntimo y delicado como tu vida afectiva se convierte en mercancía y genera mucho dinero. En realidad eres un productor. Hablo metafóricamente de una fábrica, una fábrica de 1.650 millones de productores. (…) La afectividad era la última frontera que le quedaba al capitalismo por traspasar», explica el filósofo en una entrevista con Efe.

Serrano, doctor en filosofía y profesor de la Universidad Austral de Chile, sostiene en el ensayo «Fraudebook. Lo que la red social hace con nuestras vidas» (Ed. Plaza y Valdés) que Facebook es «un banco de la intimidad» en el que el usuario abre una cuenta para traficar con sensaciones, emociones y afectos.

«Abres una cuenta en la que vas incrementando la información, el número de amigos o el número de ‘me gusta’. Eso se ha trasladado a la vida afectiva como la estructura que domina nuestra jerarquía de afectos: al final, el elemento fundamental es la acumulación de aprobaciones», destaca.

La red social se ha convertido en una especie de depósito en constante movimiento al que se acude a recoger o plasmar necesidades afectivas. Y ese universo emocional convive con la publicidad.

La dimensión acumulativa de Facebook, continúa el pensador, genera un simulacro de felicidad entendida «como impulso incesante», como deseo permanente que nos mantiene alerta, como una «tendencia infinita que no encuentra satisfacción».

Y la actividad de Facebook, mediante la que se estructura una biografía simplista, está sometida al «escrutinio moral»: los miembros esperan la aprobación y las adhesiones de los demás para reafirmarse.

Para el usuario es gratificante la posibilidad de hacer relevante su vida. Es lo que Serrano llama la «espectacularización de la intimidad»: «De repente te conviertes en un protagonista que tiene capacidad de comunicación instantánea».

Y con esa actividad -muy narcisista- se elabora una biografía «fraudulenta» que se articula sin reflexión y con hechos que no son relevantes: «Todos sabemos que la vida tiene dimensiones conflictivas, frustrantes, y Facebook parece que eso lo elimina», destaca.

Además de la «banalización» de los conceptos de amistad y biografía, Serrano denuncia que en la red social se está dando un «proceso uniformador sin precedentes en la historia de la humanidad».

«Pese a su soporte virtual, es demasiado real y está conectado con las diferentes realidades, creencias e intereses que tejen la vida de los usuarios para volcarlos en una estructura y en un lenguaje que unifica todos esos intereses, creencias y realidades», escribe en «Fraudebook».

Serrano ve en Facebook «un santuario donde purgar los afectos negativos, donde encontrar el consuelo». Se trata de la «religión del capitalismo».

«Ni Dios, ni el nihilismo ni las ideologías. Facebook es hoy nuestro horizonte, como una caricatura de ese superhombre del que hablaba Nietzsche, como un sucedáneo de la alegría y de la afirmación de uno mismo», reflexiona el filósofo en el ensayo.



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