¿Por qué nos cuesta tanto hacer ejercicio? Harvard tiene la respuesta
La dificultad para mantener una rutina de ejercicio no se debe a la pereza, sino a una adaptación evolutiva, según Daniel E. Lieberman, profesor de Biología Evolutiva Humana en la Universidad de Harvard.
En su libro Exercised, Lieberman explica que nuestros antepasados se movían por necesidad, no por placer o salud, y que gastar energía sin un propósito inmediato era desventajoso para la supervivencia.
Claves para entender esta perspectiva evolutiva:
1. Movimiento por necesidad: Los humanos evolucionaron para ser activos solo cuando era imprescindible, como buscar alimento o huir de peligros.
2. Ahorro de energía: El cuerpo humano está diseñado para conservar energía, evitando esfuerzos innecesarios que no aporten beneficios inmediatos.
3. Actividad social y lúdica: Las actividades físicas en grupo, como danzas o juegos, eran comunes y placenteras, lo que sugiere que incorporar el componente social puede aumentar la motivación actual.
4. Comprensión y compasión: Reconocer que la falta de ganas de ejercitarse es una respuesta natural puede ayudar a reducir la culpa y fomentar una actitud más comprensiva hacia uno mismo.
Lieberman sugiere que, en lugar de culparnos por no querer hacer ejercicio, deberíamos entender nuestras inclinaciones naturales y buscar maneras de integrar la actividad física de forma placentera y social en nuestras vidas.