Katy Perry no defraudó y llegó a Lisboa con un concierto en el que el espectáculo primó por encima de la música, pero que brilló ante las decenas de miles de personas que prácticamente llenaron el Parque da Bela Vista, sede del festival.
Con una escenografía impactante y que repasaba las diferentes fases de su vida personal y profesional, hubo momentos para todos los públicos: desde la melancólica “Wide awake” en versión acústica a las más movidas “Chained to the rhythm” o “Roar”.