Se trata de la segunda vez en la historia que los premios BMI reconocen a un artista con un trofeo nombrado en su honor, después de que Michael Jackson lo consiguiera en 1999.
BMI también entregó a Swift el premio al mejor compositor pop del año, para el que se tuvieron en cuenta el éxito de temas como "Bad Blood", "Blank Space", "Style" o "Wildest Dreams", todos correspondientes a su último álbum, 1989.