Entre los hallazgos más impactantes, se encontró un perico en una jaula antihigiénica, llena de heces y plumas, ubicado en la cocina del local, donde era el centro de atención.
Además, los inspectores de ARCSA detectaron la presencia de heces de roedores y cucarachas sobre las verduras y otros alimentos.
Estas condiciones representaban un riesgo para la salud pública, lo que llevó a la clausura inmediata del establecimiento.