Comienza donde estás?
Si alguna vez has buscado una forma objetiva de demostrar si eres bueno en lo que haces y te has encontrado con la derrota; si alguna vez has hecho planes y no has logrado tu objetivo, simplemente recuerda que, a nivel mental, el esfuerzo para alcanzar el éxito o el fracaso es exactamente el mismo. Quien piensa correctamente se obliga a desarrollar la habilidad de adaptarse a todas las circunstancias para dominar cualquier evidencia en contra de su objetivo.
¿Qué sentido tiene querer algo si no crees que es posible? De hecho, el escepticismo es el mayor enemigo del éxito. Frente a mi, mientras escribo, hay una nota adhesiva pegada en la pantalla del computador que dice: “Cada día tengo más éxitos en todas las áreas de mi vida”. Cuando alguien se acerca y me pregunta (¡escéptica!): “¿Crees en “esas cosas?” mi respuesta es siempre la misma: “Claro que no! ¿Cómo voy a creer en algo que lo único que ha hecho es cambiar mi perspectiva mental, sacándome del pesimismo y malos resultados y posicionándome en un lugar desde donde puedo inspirar a otros a cambiar su calidad de vida con las mismas herramientas con las que cambié la mia? ¡Sería una locura creer en esas cosas!”.¿Tienes claridad acerca de tu papel en tu resultado?
Casi todos tenemos sueños, pero ¿cuántos convertimos nuestras metas en planes? Una mente sin nuevas ideas se estanca. A menudo conocemos historias de personas inspiradoras y de éxitos inigualables pero no basta con saber. Para triunfar necesitas confianza. Es esencial una fe incuestionable en ti mismo. Esta fe inegable sobrevivirá a cualquier obstáculo y direccionará tu atención hacia lo que realmente deseas lograr. La autosugestión es el camino efectivo y acelerado para registrar, en tu mundo mental, el plan de lo que deseas crear o adquirir en tu mundo material. Así es como trabaja en tu mente, en la mía y en la de la humanidad entera, excepto si hay un daño cerebral.
¡Comienza donde estás! Comienza con los recursos que ya tienes para dar el primer paso hacia la construcción de lo que deseas lograr. La palabra clave es actitud. Haciendo un breve viaje mental hacia tu pasado, trata de recordar algún episodio difícil. ¿Cómo lo superarste? Con seguridad, en aquel momento, no tenías a la mano todos los recursos necesarios para solucionar el problema pero comenzaste con lo que tenías. Lograr lo propuesto no tiene nada que ver con las circunstancias en sí, sino en adaptarse a las mismas mientras se crea la debida planeación estratégica para superar obstáculos.
La parte intangible de la mente, responsable de transformar tus sueños en realidad, se puede comparar con el film de una cámara fotográfica en la que queda registrada la imagen de lo que pongas frente a ella. El film no elige ningún tipo de característica; su función es registrar una copia de lo que le llega. Una mente influenciada por una fe inquebrantable y un alto nivel de autoconfianza acabará obteniendo lo que quiere. Sin embargo, la simple afirmación de resultados deseados y la automotivación no causarán ningún efecto si no van acompañadas de un esfuerzo; de un interés propio.
Preocuparse en no lograr algo aumenta las posibilidades de que las cosas salgan mal. Aceptar que a veces triunfamos y a veces fracasamos, nos deja libres para dedicarnos a pensar en qué podemos hacer para alcanzar nuestras metas. El pasado cuenta mucho cuando de logros se trata. Hasta que no tomes la decisión de enfrentarte con las situaciones difíciles de tu vida no estarás seguro de qué hacer con los pensamientos insistentes del pasado y de cómo actuar hacia los triunfos del futuro.
Un líder de éxito sueña con llegar a la cima del éxito. Su camino a la gloria comenzó con una pequeña fábrica en la industria alimenticia. A él le resultó muy fácil ingresar al mercado y comercializar un producto de alta demanda. A veces triunfaba y a veces no, pero el resultado final estaba muy claro en su mente. Varios años dedicó tiempo y esfuerzo a su negocio. “Todo iba bien hasta que perdí todo lo que tenía”, dijo el líder.
En cuestión de segundos sus sueños y su vida se derrumbaron, desvaneciéndose toda esperanza, pero aquella pérdida que limitó su economía durante varios años no le quitó jamás su libertad de pensamiento. Cada amanecer era una oportunidad para dedicarse a la tarea de soñar. !Soñaba en grande! Cada instante era el momento oportuno para seguir demostrando su potencial. El encierro financiero era pasajero y su objetivo, único e irremplazable: quería llegar a la cima del éxito. Mil ochocientos veinte y cinco días después, una nueva vida empezó. Hoy, este hombre tiene una explicación para su éxito: “Encajona al pasado, enfócate en lo que deseas, pide ayuda y actúa”.
La solución está dentro de ti y el éxito dentro de tu esfuerzo. No intentar es el mayor fracaso ¡Comienza donde estás! No gastes tiempo imaginando lo que podría haber sido diferente. Dedica esfuerzo a pensar en lo que ya has logrado, en lo que puedes hacer y en lo que eres capaz de hacerlo. Aprende a llevar a tu mente adonde quieres ir.