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¿Te acechan los perfeccionistas? Conoce a ese tipo de personalidad


El tipo de personalidad perfeccionista, es bastante frecuente en nuestro medio y en la época en la que vivimos. Se ha sobredimensionado el valor de la efectividad en las tareas como una manera de ser valiosos. Por lo tanto, desde la crianza se ha dado en anteriores generaciones un exceso de presión y exigencia en los niños, producto de la cual los padres constantemente dan el mensaje de que hacer las cosas perfectamente es lo único válido. Como resultado de esto, es frecuente encontrar una alta cantidad de adultos, que buscan el perfeccionismo como una prioridad en su vida. Las personas perfeccionistas pueden haber tenido una infancia muy dura, donde se han sentido criticados de forma negativa algo que les lleva a obsesionarse con ‘hacer bien’ las cosas hasta el extremo. Los perfeccionistas intentan ser buenos y correctos en todo momento, por eso se caracterizan por ser exigentes y meticulosos.

El perfeccionista es el prototipo de compañero de trabajo que tiende a ser muy disciplinado y autocrítico consigo mismo y con el resto de personas que lo rodean, ya que se exigen y exigen mucho a los demás. Su pensamiento está diseñado para pensar en blanco y negro, todo o nada, por lo que pueden ser rígidos y sufrir cuando las cosas no salen como lo esperan.

Este tipo de persona tiene miedo de cometer errores, generalmente prioriza el deber al placer y esto puede llegar a tensionar mucho a la persona durante toda su vida, porque se convierte en una constante exigencia mental y física. En algunas ocasiones este perfil de personas prefiere cumplir con sus responsabilidades a responder a sus necesidades básicas como comer o dormir. Esta tendencia puede desencadenar en problemas de ansiedad, pero se trata de personas que cuando realizan un trabajo presentan un alto grado de concentración y de eficacia, además, son los mejores perfiles para ser contratados en las empresas.

Para este perfil de personalidad es difícil estar satisfecho, porque aunque la persona sea exitosa y sea percibida como tal, siempre necesita algo más o siente que tiene que ser mejor. El gran problema de este tipo de personalidades es la forma de ver los errores, para ellos cometer un error es lo peor que les puede pasar, es un fracaso total, algo trágico. Esta forma de pensar extrema aumenta su irritabilidad, además, antes de realizar las tareas sufren y se preocupan en exceso por cada detalle, lo que los mantiene continuamente en un alto nivel de estrés.
Ahora, también detrás de esta personalidad existen algunos beneficios: suelen ser personas muy eficientes, reconocidas, ordenadas y que cumplen con sus metas. Son muy responsables, meticulosos y se adaptan a las reglas. Son buenos empleados, tienden a lograr reconocimiento y éxito en sus trabajos, también son padres responsables y confiables.

La recomendación es no es exagerar con los pensamientos extremistas y evitar una autoagresividad mental. Cuando esta personalidad llega a un extremo se convierte en el trastorno de personalidad anancástico, caracterizada por la forma de interactuar con el resto y con uno mismo, rígida y repetitiva, que genera problemas al resto y a la persona que lo vive.

© shutterstock

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Características del Trastorno de personalidad Anancástica:
– Persona con extrema rigidez, por estar continuamente sometida a horarios, planificaciones y normas, no pudiendo salirse de las mismas y sintiéndose muy mal si no se adapta a ellas.
– Sujetos muy serios, que están continuamente haciendo cosas de trabajo u obligaciones.
– Obstinación.
– Rigidez.
– Ansiedad si salen de la rutina, elevado sentido de la moral, de la pulcritud y de la disciplina, teniendo una gran conciencia jerárquica.
– Miedo intenso a no adecuarse a los objetivos, a las normas o a instrucciones de los superiores.
– Puede relacionarse con otros trastornos como el evitativo, esquizotípico y la anorexia.
– Dedicación excesiva a la productividad con exclusión de las actividades de ocio y de las amistades.
– Preocupación por los detalles.
– Reacio a delegar tareas o a trabajar con otros a menos que se sometan exactamente a su forma de hacer las cosas.
– Incapacidad para deshacerse de objetos gastados o inútiles.
– Fijación con la limpieza y el orden.
– Dificultad para expresar las emociones.
– Falta de decisión.
– Puede generar depresión y dificultad en las relaciones.
– Puede relacionarse con el trastorno obsesivo compulsivo del eje I del Dsm IV, sin embargo, no es lo mismo.

Causas
Enfoque evolutivo: Está relacionado con la etapa a-nómica del niños a partir de los 2 años el niño debe aprender a controlar los esfínteres, es decir, regularse poco a poco para aprender a acoplarse a la sociedad humana. El niño de esta edad busca dar rienda suelta a la exploración del mundo en un estado ego-centrado (Villegas). Un exceso del límites genera una no aceptación de los propios deseos, vistos como negativos o dañinos.

Enfoque freudiano: Una fuerte inserción del súper yo o las leyes sociales generan una represión del ello o impulsos del individuo. Se relaciona con la etapa anal del niño en la cuál se da la primera inserción de las reglas. Excesiva rigidez que genera una no aceptación de lo que sale del mismo cuerpo visto como dañino y sucio. Excesiva exigencia por parte de los padres, exigencia de perfección desde muy pequeño.

Biológicos: Se lo relaciona con factores genéticos, combinados con factores externos de la persona. Son conocidas las alteraciones electroencefalográficas que aparecen en muchos pacientes con trastorno de la personalidad y que fundamentalmente se basan en ondas lentas en zonas frontales y posteriores. El indicador biológico del rasgo ansioso de la personalidad seria la hiperactividad del receptor serotoninérgico postsináptico presentándose en los trastornos ansiosos de la personalidad como son el de evitación, el de dependencia y el obsesivo-compulsivo.

Tratamientos
– Se usan medicamentos para la agresividad e irritabilidad.
– Antipsicóticos atípicos.
– Los estabilizadores del estado de ánimo como litio o carbamazepina también pueden ser útiles para mejorar la impulsividad.
– Terapia de grupo
– Terapia directiva, establecimiento de padres, rol de padre.
– – Darle al sujeto una actividad que le motive y le ayude a mejorar el autoestima.
– Trabajar con el abuso familiar.
– Trabajar en el caso de que haya habido abuso físico.
– Apoyo afectivo, se ha visto que darle confianza y estabilidad por parte de un grupo de personas da bueno resultados. Crear una familia para el sujeto.
– Trabajar con las adicciones en caso de que hubieran.
– Terapia cognitiva para cambiar patrones de pensamiento dañinos.



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