Terapia profunda y analítica, una opción para sanar
La psicología transpersonal ve al individuo como una parte que está conectada con todo el universo, por lo tanto, posee cualidades divinas (Jung 1994). Para la psicología conductual o cognitiva estos argumentos no son válidos, ya que buscan las soluciones a partir de métodos técnicos y específicos. Sin embargo, la búsqueda de un sentido de la existencia es una cualidad humana que se ha manifestado a lo largo de la historia. (Jung 1994). La religión ha constituido una pieza fundamental en el bienestar existencial de los individuos (Jung 1994). Actualmente, esa búsqueda interna sigue siendo importantísima y en muchas sociedades la religión ha sido desplazada al encuentro psicólogo. El sujeto sigue acudiendo donde el médico o el psicólogo en busca de una respuesta a sus problemas. De esta forma, se observa que la necesidad de llenar cierta parte del ser, o de lograr una espiritualidad sigue vigente (Jung 1994). Con el pasar del tiempo la aparición de la postura positivista generó una actitud burlona de la sociedad científica a la necesidad de alimentar la parte espiritual. Incluso, se dudó de que el humano posea espíritu o algo que vaya más allá de lo tangible y medible para la ciencia. La psicología transpersonal busca sanar a la gente a partir de un autoconocimiento profundo de las necesidades internas y espirituales de los individuos (Jung 1994).
Carl Gustav Jung, uno de los mejores alumnos de Freud, afirmó que lo que mueve a los sujetos no es solo una pulsión sexual, sino la necesidad de crecer como individuos en todos los aspectos posibles hasta encontrar una realización personal o individuación (Engler 1996). Por lo tanto, lo que aporta a la satisfacción psíquica del individuo es estar en contacto con ese núcleo sagrado o divino que hace que su vida vaya más allá de una existencia leve y trivial. Además, se debe ayudar a que el paciente descubra el origen de su malestar que puede aparecer a partir de una situación traumática, porque su fuerza no está bien estructurada (Schiller 2006). El precursor de la psicología iniciática Durkheim (1986) menciona que la insatisfacción en el hombre constituye una parte natural del mismo mientras se encuentra alejado de la parte sagrada, que es la que permite descubrir su propia fuerza de vida. El sujeto que está en esa búsqueda de sentido puede caer en abismos profundos que son los que constituyen las patologías psicológicas. Estas ‘desviaciones’ de lo que es considerado normal en la sociedad actual no es más que la pérdida de la fuerza interna del individuo, a causa del sin sentido o una ruptura profunda con el ‘núcleo sagrado’ (Durkheim 1986). Las manifestaciones de gran parte de los pacientes que padecen trastornos psicológicos son el reflejo de una búsqueda interna y externa no concluida (Durkheim 1986). El sujeto al no sentirse completo en su realidad busca caminos aleatorios que le permitan romper con el vacío o dolor en el que vive (Schiller 2006). La divinidad latente es lo que lleva a cada sujeto a sentirse incompleto hasta llegar a encontrar esa fuerza interna que le conecta con todo lo demás (Durkheim 1986). Esta insatisfacción es llenada en la sociedad actual con todo tipo de distracciones como drogas, pornografía, consumismo, juegos de video, discotecas, etc. Sin embargo, son caminos que no llenan al individuo a profundidad (Schiller 2006).
La fuerza del individuo mal canalizada puede generar autodestrucitividad y agresividad hacia el medio si esta no es canalizada de forma adecuada. La agresividad es simplemente la energía vital de todos los seres que no ha sido reconocida, por lo que es utilizada negativamente (Schiller 2006). Cuando el paciente se da cuenta que la fuerza que posee no debe ser reprimida sino dirigida hacia las ganas de vivir y de actuar se da una sanación (Schiller 2006). El sujeto que padece una patología está en una especie de no vida, porque no encuentra la respuesta para superar su existencia trágica. Por lo tanto, los síntomas son la muestra de una situación no resuelta en la base del ser, más que un problema técnico mal enfocado (Schiller 2006). Al verse hundido en un abismo, el paciente siente que lo que creía ya no es válido, por lo que tiene la oportunidad de volver a nacer con nuevas concepciones de la realidad (Schiller 2006). Los apegos o aberraciones se disuelven dándole la oportunidad de un nuevo comienzo, en el cuál el individuo se deje guiar mayormente por su sabiduría interior o núcleo sagrado (Schiller 2006).
Otro aspecto de la psicología profunda es el uso de los arquetipos como una forma de conocer el interior de los hombres. Los arquetipos son símbolo que se han utilizado a lo largo de la historia en diferentes culturas. Son la información simbólica inconsciente compartida por los seres humanos (Engler 1996). Los símbolos utilizados a través de los tiempos son un reflejo del interior de los seres humanos (Engler 1996). Los arquetipos muestran los intereses, sentimientos, emociones, inquietudes de los humanos a lo largo de los tiempos (Engler 1996). Por eso es que se les da tanta importancia en la psicología profunda, ya que pueden mostrar que es lo que la persona está sintiendo o viviendo en ese momento (Engler 1996). Por ejemplo, el arquetipo del héroe en las diferentes culturas muestra una parte fundamental del hombre que es la de ayudar a los demás (Engler 1996). La sombra también constituye un símbolo que aparece a lo largo de la historia y en el presente es el reflejo de los miedos, del lado oscuro, de las debilidades (Engler 1996). Una forma de observar que es lo que está pasando en el interior de los individuos se puede ver por medio de los dibujos en los cuales se ve reflejado cual de los arquetipos tiene una debilidad o una fortaleza en un individuo (Engler 1996).
Los símbolos son puertas a los lugares recónditos del interior del sujeto, no trata de encasillar las cosas de una forma racional, sino que deja que el individuo se exprese de la forma que necesita (Schiller 2006). Con un dibujo la persona se permite expresar, se da cuenta qué es lo que desea, necesita o qué es lo que lo limita. Al ver el símbolo expresado en un papel, que es el reflejo del mismo, el individuo puede llegar a entenderse mejor (Schiller 2006). Los seres humanos somos muy visuales, por lo tanto, con la ayuda de un dibujo se puede llegar ver de forma palpable lo que sucede en el interior y cómo manejarlo. Por ejemplo, al romper la imagen de un lobo que un paciente dibujó, simbólicamente es como si en la realidad estaría rompiendo al lobo y lo que representa en su vida (Schiller 2006). Igualmente los dibujos llenos de símbolos van mostrando los procesos que viven los sujetos. Se puede ver a través de un dibujo las transformaciones que vive el individuo a lo largo de la terapia (Schiller 2006).
Otra característica importante del uso del símbolo en la terapia es que reconecta al individuo con su naturaleza ontológica, sacándole del molde predeterminando en el que se mueve (Schiller 2006). La cualidad del símbolo radica en que muestra esas necesidades guardadas que tiene los humanos y que permanecen guardados en el inconsciente como un legado desde la antigüedad (Schiller 2006). Para los antepasados los mitos, los rituales, la adoración a la naturaleza constituía una parte fundamental de la vida. Por eso existen los arquetipos de la madre tierra, del viejo sabio, del árbol, porque constituyen una parte de la naturaleza misma del hombre o de su información arcaica (Schiller 2006). La reconexión con esos arquetipos permite al hombre actual volver a su parte más intima rechazada, pero que le da la estabilidad y el centro que necesita (Schiller 2006). El símbolo permite al hombre volver a sus orígenes, a su naturaleza primera, otorgándole el centro que siente que ha perdido que es lo que genera ansiedad y otros tipos de patologías (Schiller 2006).
Por Piscóloga Adriana Fornasini
Psicólogos Quito
Bibliografía:
• Schiller de Khon Vera. 2006. Terapia Iniciática hacia el Núcleo Sagrado. Quito. Editorial Cuatro Vientos.
• Durkcheim Karlfried Graf. 2002. HARA. España. Ediciones Mensajero, S.A.U.
• Freud Sigmund. 2001. Obras completas. Obsesiones y Fobia. España. Editorial Biblioteca Nueva.
• Jung Carl G. 1994. La Interpretación de la Naturaleza de la Psique. Barcelona. Editorial Paidós.