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Beneficios de la vitamina C en la piel


La vitamina C o ácido ascórbico es uno de los ingredientes estrella de los cosméticos anti edad más conocido hoy en día. Es un nutriente esencial en la alimentación diaria, ya que ayuda al organismo en la absorción del hierro y el calcio, es hidrosoluble (se disuelve en agua), así que el cuerpo la elimina mediante la orina, se necesita un suministro continuo de vitamina C en la dieta, ya que no la podemos producir ni almacenar, por eso su consumo diario es esencial para la salud.

Es un poderoso antioxidante que previene el daño en el ADN de las células, siempre expuestas a los radicales libres y a la radiación solar. Tiene la capacidad de aumentar la síntesis de colágeno y así combatir el envejecimiento, además, es un despigmentante no irritante que al mismo tiempo reduce las líneas finas y las arrugas, minimiza el enrojecimiento y restaura la flexibilidad.

La forma más efectiva para mantener la belleza natural de la piel es usar la vitamina C de manera tópica y existen en el mercado formas cosméticas en varias presentaciones y concentraciones.

En cremas dan luminosidad a la piel, pero al contacto con el sol puede oxidarse y esto dar lugar a manchas, por lo que es necesario aplicar un filtro solar.

En forma de serum o gotas normalmente son para aplicar por la noche, se consigue una reparación nocturna de la piel.

Hay en forma de tónico o limpiadores por su derivación ácida y efecto exfoliante son utilizados como complemento de los otros tratamientos, ya que ayudan a mejorar la renovación natural de la piel.

En consultorio se puede realizar mascarillas con vitamina C, sueros, ampollas que sean reparadoras, blanqueadoras y combinar con otras terapias como la mesoterapia de oligoelementos y ácido hialurónico, con peeling blanqueadores entre otros.

Los tratamientos se pueden realizar una vez por semana y dependiendo de los mismos, puede variar su duración de un mes hasta tres meses.

Es importante incorporar en la alimentación frutas como frutilla, kiwi, naranja, mango, mandarina, limón, papaya, ciruela, melón, pera, uva y manzana. Es común consumirlos en jugos por lo que se recomienda beberlos inmediatamente después de su preparación, ya que la vitamina C se oxida fácilmente con la luz.

Verduras ricas en vitamina C, como pimiento crudo rojo o verde, brócoli, tomate, espinaca, papa, cebolla, zanahoria, rúcula, perejil y coles. Otros alimentos como hígado, riñón y leche, también contienen esta vitamina.



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