Trump se suma a la lista de políticos que usan canciones sin permiso
The Rolling Stones se han sumado a la lista de artistas que han prohibido el uso de sus canciones en los actos de campaña del que puede ser el candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump.
Antes, estrellas como Adele, Aerosmith, REM y Neil Young vieron usadas sus melodías en la campaña del magnate neoyorquino y denunciaron la emisión de sus canciones sin permiso ni control.
De esta forma, los artistas tratan de evitar que sus composiciones se asocien con Trump, ya que consideran que su imagen puede resultar dañada por el repetido uso de sus canciones en la batalla electoral.
Esta práctica, no por inapropiada -las canciones están protegidas por los derechos de autor-, deja de ser muy común en la esfera política, sobre todo, cuando se trata de ganar votos.
La música siempre arrastra sentimientos y una canción popular puede atraer a una masa de votantes…y lo que es más importante ¡jóvenes!.
En la esfera de la política estadounidense son sonados los casos de artistas que han rechazado abiertamente que cierta política toque sus composiciones. Una de las demandas más populares viene contra otro candidato republicano: Ronald Reagan.
En su campaña de 1984, el actor convertido en candidato presidencial tomo prestada la canción «Born in the USA», de Bruce Springsteen. El Boss tardó poco en rechazar esta actuación que, por otro lado, malinterpretaba el sentido trágico de la composición.
Eso sí, Springsteen no tuvo ningún reparo en apoyar años después a Barack Obama, igual que otros muchos artistas que siempre se mueven dentro de la esfera demócrata estadounidense.
No hay que olvidar que esta tradición «liberal» en EEUU se remonta al apoyo, entre otros, de Frank Sinatra a la campaña de Franklin Delano Roosevelt en 1940 o John F. Kennedy en 1960.
Pero volviendo la «pirateo» musical para apoyo electoral solo hay que mirar las primeras canciones en las listas de éxito para saber cuál va a ser utilizada fraudulentamente en el «jingle» electoral.
El impacto mundial que tuvo el tema «Happy» de Pharrell Williams atrajo a muchos candidatos en México -Antonio Tarek-, en Perú -partidarios de Keiko Fujimori- o, actualmente, Hillary Clinton, que ha incluido la canción en su «playlist» oficial este año.
Las canciones optimistas, sin duda, son las favoritas de los comités electorales de los partidos. «Un millón de amigos», de Roberto Carlos, o «Color Esperanza», de Diego Torres -siempre se ha mostrado públicamente contrario a su uso-, son ejemplo de ello.
Después, está la manía, no solo de apropiarse la canción, sino de de cambiar la letra al gusto del candidato. En Colombia, por ejemplo, el popular tema «La camisa negra» de Juanes pasó a «Tengo la camisa puesta» que el aspirante y actual presidente Juan Manuel Santos usó -y retiró- en su campaña al Palacio de Nariño.
Otros muchos políticos como George W. Bush, Nicolas Sarkozy, Angela Merkel -usando la canción «Angie» de los Rolling Stones-, Nicolás Maduro o John McCain, han utilizado -ellos o sus equipos electorales- canciones pegadizas sin permiso ni derechos y han tenido que indemnizar, en algunos casos, a los artistas afectados.
Según los expertos, lo más sencillo es pactar con los cantantes las melodías para uso electoral. Ejemplos de éxito hay muchos como por ejemplo «La Macarena», de Los del Río, en la candidatura de Bill Clinton en 1997; «Tu Voz», de Abel Pintos, en el 2007, con Cristina Fernández en Argentina, o «Que el tiempo no te cambie» de Tequila para la campaña de 2008 del candidato socialista español José Luis Rodríguez Zapatero.