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Dejar de fumar, ¿misión imposible?


No obstante, hay que saber que se trata de un recurso pasajero, porque al inhalar y exhalar y tenerlo como elemento en la mano el desacostumbramiento no llega a ser lo que debería y el hábito, en cierta medida, persiste. Algunas alternativas son:

– Parches o goma de mascar de nicotina: Son útiles para rediseñar las costumbres, ya que aportan una dosis de nicotina para que el cuerpo no desespere. Eso sí: es fundamental ir reduciendo la dosis paulatinamente.

– Reducir la cantidad de cigarrillos: Esta opción requiere de una enorme disciplina y de una fuerte motivación, ya que la memoria de la adicción revive cada vez que uno fuma y eso impide frenar el vicio. Por lo general, quienes quieren dejar de fumar suelen preferir acabar radicalmente con la costumbre. Por lo general, esta opción resulta más viable que estar regulando la cantidad.

– No bajar los brazos: Si ya hizo el intento y volvió a fumar, no se desanime. Eso no significa que dejar de fumar sea una misión imposible. Además, vea el tiempo que estuvo sin fumar como algo positivo: cualquier pausa, sea de algunos meses o de un año, es muy buena para el organismo.

– Pensar positivo: Cuando uno deja de fumar, siente que le faltan muchas cosas y ve todo lo que no puede hacer. En esas primeras semanas es importante tener muy presente las cosas positivas y las puertas que se abren al dejar de fumar.

– No caer en la tentación: A veces, durante la transición, las ganas de fumar son tremendas. Pero es bueno tener muy en claro que esos «arranques» son extremadamente breves y pasajeros. Lo ideal es tener algún recurso para soportar ese minuto y no caer en la tentación.

Algunas personas salen a dar una vuelta a la manzana, otras se ponen a limpiar y otras hacen flexiones. Lo principal es sobrellevar ese breve momento.



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