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El azúcar, veneno para nuestra salud


“No empieces una dieta que terminará algún día, comienza un estilo de vida que dure para siempre.”

En esta ocasión comparto con ustedes mi enorme preocupación por lo que causa en nuestra vida el alto consumo de azúcar. Esto me llevó a consultar con especialistas sobre el tema y tomar el reto de desintoxicarme del azúcar durante un periodo de 30 días.

La endocrinóloga Paola Jervis de Hormona Vital, habló sobre el proceso que ocurre en nuestro cuerpo cuando consumimos azúcar: “El azúcar o cualquier otro carbohidrato al consumirlo se transforma en glucosa, la misma que después de pasar por un proceso metabólico y gracias a la acción de la insulina (hormona que se produce en el páncreas) genera la energía indispensable para todas las células de nuestro cuerpo. El organismo, generalmente, produce la cantidad precisa de insulina según los alimentos que consume”.

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Cuando existe un consumo excesivo de azúcares y grasas aumentan los niveles de triglicéridos, condición que favorecerá futuros problemas cardiovasculares y que propenderá a que exista un mayor depósito de lípidos en el hígado, desarrollándose un trastorno conocido como hígado graso. En situaciones crónicas donde existen malos hábitos alimenticios y sedentarismo, las células dejan de responder a la insulina y pasan a ser resistentes, por lo que la glucosa ya no puede entrar a las células. Existirá como mecanismo compensatorio mayor producción de insulina, lo que tarde o temprano causará un agotamiento al páncreas y una insuficiente producción de dicha hormona, desarrollándose así la diabetes mellitus 2, es decir, las células no reciben el combustible que necesitan y la glucosa se acumula en la sangre y supera los niveles normales, recalcó la doctora Jervis.

Pero lo alarmante es darme cuenta que casi todos los productos que encontramos en las perchas de los supermercados contienen altas dosis de azúcar como cereales, salsas, aderezos, enlatados…, es decir, los alimentos procesados.

Conversé con Nohora Rueda nutricionista de Primero nutrición e indicó que debemos consumir carbohidratos. “El tipo más saludable es aquel que se presente en las versiones integrales de cereales y panes, y, sobre todo, aquellos cereales sin ningún o muy poco procesamiento, como la avena entera, el trigo integral, la quinoa, la cebada, al igual que los granos secos y tiernos”.

El azúcar puede causar un efecto similar a una adicción por eso su peligrosidad en altas dosis en la dieta. “En personas en quienes ya se ha alterado la producción normal de insulina, el nivel de glucosa desciende bruscamente y produce una sensación de ansiedad e irritabilidad que se calma comiendo algún alimento dulce o harinoso, lo cual provoca nuevamente la misma reacción, convirtiéndose este ciclo en un círculo vicioso y poniendo la salud en riesgo”.

Más allá de contar las calorías de lo que ingerimos, que también es importante para controlar nuestro peso, se debe conocer los alimentos que contengan un índice glicémico alto. Este índice define la rapidez con que el alimento es transformado en azúcar y eleva la glucemia.

La Doctora Rueda además indicó que es fundamental saber que el índice glucémico de los alimentos también depende de los otros alimentos con los que se combine. Aquí algunos que poseen un índice glucémico alto: arroz, cerveza, papa, puré de papa, bagels, pan blanco, calabaza cocida, sandía, bananas, cereal de caja, chocolate, entre otros.

Después de conocer a fondo el problema que causa el azúcar, tomé la decisión de cortar esta adicción que la mayoría tenemos y empecé con un régimen de cambio total.

shutterstock_377385661Eliminé el arroz blanco, el pan, las gaseosas, las bebidas azucaradas y las que contienen edulcorantes artificiales porque no son nada saludables. Eliminé de mi dieta también el alcohol y por supuesto ¡los postres!

Entonces, incorporé cereales integrales como el amaranto, la quinoa, el arroz y la pasta integral una vez al día y en cantidades pequeñas; hice lo mismo con los vegetales, muchos vegetales, sobre todo, de color verde y frutos rojos. Además, empecé a reemplazar las salsas y aderezos por limón, vinagre, un poco de aceite de oliva y especias.

Quise, además, reducir el consumo de carnes rojas, pero si mucho pescado, pollo, quesos maduros y yogur descremado, que son las proteínas y grasas saludables que mi organismo necesita para funcionar correctamente.

Fue difícil al inicio, en los primeros 10 días tenía dolores de cabeza a diario, debilidad y mucho sueño. Es parte de la desintoxicación que actúa como un síndrome de abstinencia, pero luego de este periodo inicial, estos síntomas cesaron, y ya no tengo esos antojos a media mañana o media tarde de comer algo dulce o con masa que me llene. Ahora, nunca me muero de hambre, llego a cada comida con un apetito normal y totalmente controlado. Puedo decirles que me siento más saludable que nunca, con más energía. Estoy más alerta y enfocada en mis actividades. Bajé mi porcentaje de grasa, lo que hace que estéticamente también existan cambios y, sobre todo, estoy feliz de alimentarme correctamente.

Espero que este artículo sirva para crear conciencia de la vida que llevamos a partir de nuestra alimentación y recordar que somos lo que comemos.

Acompáñenme en este reto de 30 días, no se arrepentirán.

¡Suerte!

Ma.Mercedes



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