En 2016, una mini colección ecuatoriana se conocerá en Milán
Alegría Egas se abre camino en una de las capitales de la moda. Vive y trabaja en Milán, y todos los días enfrenta a grandes diseñadores. Esta ecuatoriana ha forjado su vida profesional en Italia, país en el cual también estudia y comparte con el hombre de su vida.
En la Universidad Católica del Ecuador cursó Diseño Industrial, cuando egresó viajó a Milán para especializarse en diseño de modas en el instituto AFOL Moda, que recibe ayuda gubernamental. Para Alegría abrirse campo como diseñadora de modas independiente en una ciudad como Milán y en un país como Italia es “muy difícil”.
En un lugar donde hay acceso a las grandes firmas, marcas costosas, no tan costosas, baratas, novedosas, no tan novedosas, el mercado es grande y diverso para esta joven diseñadora de 27 años. “Es complicado hacer conocer tu producto. Yo me he demorado los cuatro años que llevo en este país para lograr crear algo propio”.
No solo hay marcas en Milán, los jóvenes emprendedores como Alegría son ‘miles’, aquellos de origen italiano, y los que no lo son, que buscan un escaparate en las grandes vitrinas de la moda. “Existe el estereotipo de Milán, la capital de la moda. Por tanto encaras a millones de competidores”.
Otro desafío es el costo de los materiales. Hacer frente a los altos precios es un inconveniente. Al ser un diseñador independiente se debe acudir a las pequeñas distribuidoras. Alegría reconoce la excelente calidad de materiales que hay en Italia, “se destaca la producción de cuero al norte del país, los tejidos en lana, los bordados, el encaje. Los valores son tan altos que, incluso, para tener competitividad, muchos adquieren en el extranjero y lo producen aquí. Es un limitante, es muy, muy difícil”.
Por tanto, la joven diseñadora encontró un soporte en la enseñanza. Supo que una salida para tener un ingreso extra, que vaya relacionado con lo que le gusta, era dar clases de costura. La idea surgió cuando unas amigas le dijeron: “en casa tengo una máquina que no sé cómo usarla”.
Su espíritu jovial, su carácter amable y sus conocimientos adquiridos le permiten dictar clases a domicilio para que las estudiantes aprendan a usar sus propias máquinas de coser. La tendencia actual es el interés por el pasado, por volver a las raíces, por aprender lo que sabían las abuelas. “Mi lema es: tienes una máquina que no sabes usar, nosotros te enseñamos”. La gente se muestra gustosa en aprender el cómo hacer por sí misma su ropa. Vestir una creación propia y hecha con sus propias manos.
Su pequeño taller es conocido como: Le Piccole Sartine (las pequeñas costureras). A través de las redes sociales o entregando flayers por la ciudad comunica que dicta lecciones a domiciilio
Las clases duran dos horas y al principio se aprende las bases. Es decir, los tipos de puntada, cómo usar la máquina, etc. Y después, según lo que cada interesada desee, se crea disciplinas especializadas. La cita es de lunes a jueves.
A más de ello, al no ser un trabajo formal, Alegría labora en otro sitio para poder cubrir los gastos del mes, que siempre agobian, más aún a un extranjero que vive lejos de casa y de su familia. Labora como cajera y anfitriona en el REST@DUOMO, restaurante del museo del Duomo (catedral).
A la fecha estudia un curso sobre ‘Fashion Merchandising Management’. Aquí aprende la gestión y el manejo de la producción de la moda. Se deja de conocer sobre el cómo crear para aprender sobre qué se vende, qué no se vende, qué interesa al usuario, qué ha cambiado con los años, etc. Gracias a estos estudios Alegría decidió incursionar en un proyecto relacionado con los productos ecuatorianos, “quiero demostrar al mundo la calidad que tenemos en mi país”.
Su objetivo es realizar el lanzamiento de su ‘mini’ colección para 2016. En febrero la pondrá a la venta. “La única manera de darse a conocer es crear objetos y comercializarlos. Así tu creatividad no se limita al trabajar para una firma determinada”.
Constará de, al menos, tres ‘total look’ (trajes completos) y un par de accesorios. Usará materiales del Ecuador aplicados a proyectos y diseños italianos, “quiero mantener las tradiciones y la esencia ecuatoriana”. A más de ello, Alegría busca comunicar la “excelente” mano de obra, que es otra fortaleza que tiene su país de origen.
El apoyo de su familia
Al llegar a Italia uno de sus desafíos era saber cómo conseguir el sustento diario. Comenzó a trabajar por las noches como mesera, labor que aún desempeña.
Cansado y difícil, como era de esperar, para una estudiante extranjera en un país alejado. Los pagos de las cuentas, comida, vivienda, transporte, etc., eran parte de su pensamiento.
Destaca el apoyo de su familia, “al principio fue difícil encontrar empleo, gracias al respaldo de mis padres tuve una ayuda económica y, sobre todo un aliento moral, para enfrentar sola tanta adversidad en un país extraño. Ellos son incondicionales, jamás me ponen un límite o una traba. Es muy difícil estar lejos, pero saber que los tengo me llena de energía”.
En su vida personal vive con su novio desde hace dos años. Filippo ha permitido que Alegría salga adelante. No solo ha enfrentado diversidades económicas, el poco dominio del idioma, incluso, la discriminación hacia los latinos, también han sido parte de su lucha.