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Fanesca: el exquisito sabor de la tradición


No hay aroma que mejor represente a la Semana Santa que el de un delicioso plato de fanesca. Y, es que sin lugar a dudas este exquisito potaje es la prueba fehaciente de que la gastronomía ecuatoriana es rica, variada y única.

Gracias al clima primaveral del que goza Ecuador durante todo el año, la fanesca es preparada con los ingredientes más frescos; es por eso que no hay paladar que se resista a este tradicional plato que conjuga múltiples ingredientes, responsables de ese sabor inigualable, tales como: lenteja, arveja, haba, arroz, perejil, orégano, ajo, leche, queso, harina de trigo, pimienta, aceite, choclo, fréjol, maní, pimientos, sambo, zapallo, chocho y col.

Pero, por supuesto, a este extravagante plato no puede faltarle un multicolor adorno hecho con rodelas de plátano frito, ají, perejil, rodajas de huevo duro, queso rallado, frituras de harina y diminutas empanaditas, y, por último, pero no menos importante, el bacalao.

La preparación de la fanesca varía dependiendo de la tradición de cada familia, la cual es transmitida de generación en generación; es decir, de madres a hijos. Según la tradición, este plato se prepara con 12 granos, en alusión a los 12 apóstoles de Jesucristo -contando como granos el sambo, el zapallo y otros ingredientes-. Y, aunque este hecho no siempre se cumple, innegablemente la fanesca se traduce en una expresión de religiosidad; muestra de ello es el pescado, que obedece a la prescripción de abstinencia durante la Cuaresma y la Semana Santa, dispuesta por la Iglesia Católica. Del mismo modo, de la palabra griega ‘pez’ se formó el acrónimo que significa Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador. Así pues, el pescado en la fanesca tiene una profunda simbolización religiosa.

No obstante, más allá de la religión, la fanesca responde también a un tema de identidad. Se trata de un plato cien por ciento ecuatoriano que cada año congrega a familias enteras para ser parte del ritual de preparación. La fanesca conjuga ingredientes de Costa y Sierra; y, aunque con pequeñas variaciones, es preparada en todas las regiones del país.

De acuerdo al historiador Julio Pazos Barrera, el nombre de este potaje cuaresmal del Ecuador pudo venir de las palabras latinas fanum que significa templo y esca que hace referencia a manjar. Asimismo, en su artículo “El encanto de la fanesca”, Pazos menciona que se estima que este exquisito plato tradicional ya existió en el siglo XVIII.

Todas estas razones convierten a la fanesca en un tesoro culinario digno de ser disfrutado por nacionales y extranjeros, haciendo de Ecuador una Potencia Gastronómica y un destino ideal para visitar durante el Feriado de Semana Santa.



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