Fuerza invisible, una medicina natural
Más allá de estar rodeados por pensamientos que no nos dejan un instante, poseemos un océano interior donde reside la seguridad silenciosa y confiada en quién somos y de quién somos. Nada ocurre sin un proceso interior previo y todo existe en nuestro mundo real debido a la maravillosa actividad creadora existente en cada gota de este océano lleno de probabilidades. Cada uno, desde su propia ‘mochila’ ve el mundo desde su perspectiva y sabe que hay una maravillosa Fuerza Invisible que lo sostiene todo y que allá afuera hay una serie de principios naturales e intangibles que responden a cada solicitud emanada.
El perfecto equilibrio de la vida reside en nuestra propia perspectiva, nuestras prioridades y nuestra fuente de poder. Entretanto, una gran mayoría saborea pocos momentos de felicidad como regalos pasajeros caídos del cielo. Invadidos de una intensa necesidad de controlarlo todo, quieren conquistar el mundo externo, llenándose de miedos y angustias gracias a la inevitable lucha por la aprobación y el poder. Eligen esconderse detrás de un gran personaje superficial como si pensar en quién son y de quién son fuera un error.
El gran error está en no creer que nos convertimos en lo que pensamos, que atraemos lo que sentimos y que creamos lo que imaginamos. El gran error está en negar nuestra naturaleza interior y pasar la vida contando los días para que algo ocurra en lugar de hacer que nuestros días ocurran. ¿Acaso esta gran Fuerza Invisible tiene problemas, enfermedades, deudas, preocupaciones o grandes distracciones que la separan de su naturaleza verdadera, permitiendo que las Leyes Naturales que gobiernan la salud, la felicidad y la abundancia cambien de acuerdo a nuestra voluntad? Definitivamente no. La limitación está creada por nosotros mismos.
Solo tenemos que creer. Cada vez que exploramos nuestro océano interior, una fuerza insospechada surge de manera enigmática que nos desprende de la mente analítica y nos transporta a una realidad quizás alquímica en donde la fotografía es la entrada a una gran filosofía. Es desde allí donde la mente empieza a vagar y enormes historias toman lugar. La fuerza del pensamiento comienza a ejercer una suerte en el final de la historia. Es como poner a prueba a un método, día tras día y noche tras noche para llegar adonde se quiere ir, tal como con una brazada tras otra el nadador llega a la orilla opuesta, a su destino final.
La verdad yace en nosotros mismos y la exquisita combinación entre la quietud y el deseo es el equilibrio perfecto para expandirnos y crecer en todas las áreas de la vida. Necesitamos aprender a tener acceso a nuestra verdadera naturaleza para penetrar al campo de la potencialidad donde reside la receta perfecta de nuestra realización. Es como atravesar un túnel oscuro sabiendo que al otro lado está el gran resultado. Para atravesarlo hay que vestirnos de calma, asegurándonos en cada paso que, con el tiempo, un día saldremos de él.
Debemos tener en cuenta la importancia de trasladarnos hacia el interior si deseamos cambiar algo en el exterior. Este es el inicio de un gran cambio en todos y cada uno de los aspectos de la vida. El que es dueño de sí mismo sabe que puede lograr todo lo que desee con el simple hecho de guiar la energía de adentro hacia afuera. La mejor manera de empezar es cultivar la humildad y ser consciente de que hay una Fuerza Invisible que rige en todo y en todos. La magia de la vida no se hace visible hasta que trabajemos con esa fuerza intangible y poderosa.
Ser saludable, feliz y próspero son nuestros derechos de nacimiento. Es nuestra herencia y legado. Nadie nos puede arrebatar. Somos nosotros mismos los que limitamos nuestros resultados. Para alcanzar la dicha hay que ser la corriente de este maravilloso río que llamamos vida. Hay que dejarse llevar y fluir a través del tiempo, pero no del tiempo de ese reloj que sigue un tic tac, sino del que sigue en la infinidad. Es mantener la consciencia de que nada ocurre sin la intervención de esa Fuerza Invisible y a la vez, todo ocurre dos veces: la primera en la mente y luego en el mundo físico y tangible. Es así como se abre la posibilidad de la creación de un nuevo resultado en cada amanecer.