Iñárritu y Lubezki, de rodar en Super 8 a recibir el aplauso de Hollywood
De rodar en formato Super 8 a proyectar sus trabajos en pantallas de todo el mundo y de estudiar Historia a convertirse en uno de los referentes de la cinematografía; las anécdotas salpican las trayectorias de los mexicanos Alejandro González Iñárritu y Emmanuel Lubezki, recientes ganadores del Óscar.
Tanto Iñárritu, conocido como «el Negro», como Lubezki, «el Chivo», recibieron este domingo, por su trabajo en ‘The Revenant’, un nuevo aplauso de la Academia de Hollywood, un reconocimiento de parte de una industria en la que han cosechado éxitos y a la que llegaron desde su trabajo de base en su México natal.
Los rollos de ocho milímetros, como pasa con tantos otros cineastas, les acompañaron en sus primeros pasos en el cine.
Mientras Lubezki encontraba el encanto al mundo de la cinefotografía entre los rodajes de Super 8 de sus tiempos universitarios, González Iñárritu realizaba en ese mismo formato, junto con Martín Hernández -quien años después sería el encargado de la edición de sonido en ‘The Revenant’ y ‘Birdman’-, una adaptación del relato de Julio Cortázar ‘La flor amarilla’.
La grabación del cuento nunca llegó a finalizarse, porque la cámara se les rompió en el proceso.
Sin embargo, los inicios de González Iñárritu, quien la noche de este domingo obtuvo su segundo Óscar consecutivo como mejor director, estuvieron lejos del cine.
La carrera profesional del mexicano, nacido en la capital del país en agosto de 1963, comenzó en las ondas de la radio, como pinchadiscos de la emisora WFM.
Antes había tenido un breve periodo como marinero a los 17 años, enrolado en un buque de carga, e hizo trabajos como lavar coches o recolectar uvas.
Con la frase «Soy Alejandro González y estaré con ustedes en un programa más de ‘Magia en Vivo'» empezaba la audición que el cineasta realizó cuando daba sus primeros pasos como locutor.
La música siguió guiando su camino, y más adelante compuso temas para películas mexicanas como «Garra de tigre».
Lubezki, un año más joven que González Iñárritu, comenzó sus estudios en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en la carrera de Historia.
Poco después dejó a un lado la licenciatura para pasar al Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC), donde encontró la pasión que le marcaría definitivamente.
Entre grabación y grabación descubrió que su oficio iba a ser la cinefotografía, como relató a la revista Life and Style en una reciente entrevista, a las que es poco asiduo.
Comenzó a participar en cortos, como ‘Será por eso que la quiero tanto’ o ‘Vengeance Is Mine’. Su carrera en el cine la compaginó con la grabación de anuncios.
A finales de los años 80, Lubezki trabajaba en la ‘La hora marcada’, un programa mexicano de terror que fue su punto de encuentro laboral con Alfonso Cuarón y Guillermo del Toro.
Fue «el Chivo» quien presentó ambos directores a González Iñárritu, quien se convertiría en el tercer vértice del exitoso trío de mexicanos que, sin romper su amistad hasta la fecha, han conseguido meterse a Hollywood en el bolsillo.
Después vendrían los grandes éxitos: el salto de Lubezki al reconocimiento público tras «Como agua para chocolate», el trabajo con Tim Burton y Terrence Malick y el Óscar de ‘The Revenant’, que sumó a los dos que ya tenía por ‘Gravity’ y ‘Birdman’.
También los de González Iñárritu, como la aclamada ‘Amores perros’ y la prolífica relación laboral con el guionista Guillermo Arriaga, responsable de los textos de ’21 gramos’ y ‘Babel’.
Y el penúltimo episodio de victoria en los Óscar, cuando «Birdman» -de la que también fue guionista y productor- recibió el premio a mejor película, después de que Sean Penn, subido al escenario para leer el nombre del ganador, se preguntara: «¿Quién le dio la tarjeta verde (green card) a este hijo de perra?».