En NotiMundo al Día, Néstor Rosanía, periodista de conflictos armados y experto en seguridad, explicó que en la masacre del Alto Punino confluyeron varios factores, entre ellos, la falta de presencia real del Estado en los territorios fronterizos, lo que deja espacios de vacío de poder que son ocupados por grupos armados dedicados a actividades delictivas.
Al igual que en Colombia, dijo Rosanía, el problema de la minería ilegal no es nuevo, pues estas organizaciones han ocupado estos territorios por décadas. Señaló que la cocaína ya no es el centro de los negocios ilegales, pues el kilo de esta droga puede bordear los USD 2.500, sin embargo, un kilo de oro puede superar los USD 75.000, lo que da cuenta lo rentable que es la minería ilegal.
Un tercer problema es la falta de coordinación. Cuando las Fuerzas Armadas intervienen un territorio, deben hacerlo con un trabajo previo de inteligencia, para analizar y prever los posibles escenarios, y así evitar tragedias como la ocurrida con los miembros del Ejército Ecuatoriano el pasado 9 de mayo de 2025.
En cuanto al despliegue militar tras la masacre, Rosanía señaló que no es la mejor estrategia, pues el negocio criminal no termina aniquilando a los miembros de las organizaciones delictivas ni sus cabecillas. Sin un trabajo integral del Estado, con infraestructura y control permanente, las actividades ilegales continuarán, agregó.
La llegada del Estado, con recursos, es indispensable para derrumbar las economías criminales, que también tienen participación en las comunidades donde se desarrollan las actividades. La corrupción, otro gran problema para que se perpetúen estas prácticas, también debe ser combatida desde varios frentes, para frenar la violencia e incluso el impacto ambiental.
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