IA: usarla o ser usados
Hace un siglo, ser analfabeto era no saber leer ni escribir. Hoy, en plena era digital, surge una nueva forma de analfabetismo: el uso pasivo de la inteligencia artificial. No se trata de saber programar o construir modelos, sino de saber interactuar con la IA con criterio y pensamiento crítico.
La alfabetización en IA no es técnica, es cognitiva. Estos son los principales retos:
1. Saber hacer buenas preguntas.
La calidad de la información depende de la calidad de las preguntas. Usar la IA como una simple fuente de respuestas rápidas, sin reflexión, limita su verdadero potencial.
2. Aprender a leer las respuestas.
No todo lo que entrega una IA es exacto. Validar la información, contrastarla y pensar críticamente se vuelve indispensable.
3. Distinguir entre herramienta y oráculo.
La IA debe ser un apoyo, no un reemplazo del pensamiento. Usarla como una calculadora vitaminada o un Google mejorado nos empobrece intelectualmente.
El problema se agrava cuando tareas formativas, como resúmenes o análisis preliminares, son delegadas a modelos automatizados.
Esto amenaza la formación de futuros profesionales, generando generaciones sin capacidad real de análisis.
Además, este nuevo analfabetismo podría ser heredado: si los adultos actuales no aprenden a interactuar con la IA de manera crítica, difícilmente podrán enseñar a las nuevas generaciones. El aprendizaje quedaría en manos de algoritmos o sistemas impersonales.
El mayor riesgo no es que la IA piense por nosotros, sino que dejemos de pensar. La verdadera alfabetización digital será aquella que nos enseñe no solo a usar la IA, sino a decidir cuándo no usarla.
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