Prepararse para ser madre
La maternidad es una de las etapas más importantes en la vida de la mujer, por la gran misión de traer a un ser humano al mundo y ser el referente principal en su desarrollo. No es una labor ligera, ni pasajera, implica un cambio total en la rutina y en las actividades de la futura madre. La mujer tiene este llamado a la concepción y a la creación de la vida, somos las representantes de la magia de la existencia y por lo tanto es una labor trascendental, en la familia y en la sociedad.
En la actualidad, por un lado, la mujer tiene este llamado biológico a ser madre, pero por otro, el cambio en los paradigmas sociales ha hecho que las mujeres busquen realizarse profesionalmente y en otras áreas de vida. Por lo que puede volverse difícil cumplir con estas dos facetas. La mujer sueña con la maternidad, pero muchas veces en el momento de afrontarlo puede darse cuenta que es una responsabilidad que va a demandar de ella una mejor organización del tiempo y un cambio de rutina.
Por lo tanto, es importante estar consciente de lo que implica ser madre y estar adecuadamente informada para que se empiece un proceso de visualización de la nueva experiencia que se viene, como algo positivo. Para empezar es recomendable planificarlo con la pareja, de esta forma el otro se siente integrado y comprometido en el proyecto de criar a un niño. El apoyo de la pareja es importante, porque la mujer se puede sentir en ciertos momentos del embarazo, más sensible, por lo que tener a alguien que la contenga, hará de este proceso algo agradable.
Una vez planificado el embarazo, viene la siguiente parte en donde la mujer debe cuidar su cuerpo, que será el contenedor del bebé, por lo que tiene que estar en buenas condiciones, para prevenir riesgos en el embarazo y en el pequeño ser. Es conveniente que se dé una alimentación sana, frutas, verduras, cereales, vitaminas, ácido fólico y evitar el consumo de cigarrillos y alcohol.
Una vez que empieza el embarazo, el cuerpo de la mujer va a estar sujeto a muchos cambios hormonales que le pueden afectar al estado de ánimo, por lo que tiene que estar preparada mentalmente para esto. Algunas mujeres tendrán menos estragos que otras, sin embargo, en los tres primeros meses son frecuentes los mareos, náuseas y una mayor sensibilidad física y emocional. La mujer debe saber que esa sensibilidad no es porque algo malo está pasando, sino porque los cambios hormonales hacen que los estados de ánimo varíen y que las cosas parezcan más graves de lo que realmente son. Técnicas de relajación y mindfullness pueden ayudar para mantener la paz interior en esta etapa, combinado con un pensamiento positivo de que todos estos cambios son normales y que son por un gran fin.
Pasados los tres meses el malestar baja, hasta que el embarazo avanza y la madre siente de forma más intensa los cambios físicos, el peso del bebé y que algunas cosas que hacía antes han tenido que cambiar. Esto en algunos casos puede generar miedo y preocupación en la mujer, al ver que en ese momento, su vida está enfocada al embarazo y no puede comer como antes, cargar cosas, tener una vida acelerada; lo cual implica una reconstrucción mental en las prioridades del momento.
Conocer los cambios que se vienen ayuda a naturalizar la situación y saber sobre los procesos normales del embarazo. Verlo como una fase que hay que pasar, para llegar a la meta de la maternidad que será realizadora, de una forma mayor a los estragos vividos, ayudará.
Para la preparación del parto es recomendable asistir a cursos profilácticos, y a clases en donde se le enseña a la madre ejercicios para dar a luz de una forma más relajada. El yoga, por ejemplo, y las relajaciones son una ayuda, para que la madre se sienta más tranquila en el momento del parto. El compartir con otras madres la experiencia y, sobre todo, con la pareja, va a producir una sensación de compañía y bienestar.
Después de que nace el bebé, la madre está experimentando a su vez, el reajuste hormonal de su cuerpo y la lactancia. En algunos casos puede darse la depresión post parto que si se combina con las tareas de cuidar al bebé recién nacido, puede generar mucho estrés. Por esto es necesario el apoyo de la pareja o de otra persona en el cuidado del bebé en estos primeros días. La depresión post parte pasará con el paso de los días. Si esto no es así, es recomendable realizar una psicoterapia para ayudar a equilibrar el ánimo.
Al comienzo de la vida del bebé la madre va a tener que dedicar la mayor parte de su tiempo al cuidado del bebé y a la lactancia, es un momento que va a llenar emocionalmente a los dos, porque se da un contacto afectivo profundo entre madre e hijo, lo cuál va a ser muy enriquecedor. La madre debe estar consciente que eso es lo que sucederá después del nacimiento del bebé, que tendrá que poner en un segundo plano otras actividades, hasta que el bebé esté más grande y fuerte.
El apoyo del médico y de profesionales de la salud va a ser fundamental para que la madre se sienta contenida y orientada en el tema de la salud del bebé. También es recomendable informase y estudiar libros de las etapas de desarrollo de los infantes, y de lo que es beneficioso para él en los primeros años de vida. Estar informada, le va a dar a la madre mayor seguridad y tranquilidad, en esta nueva experiencia que está viviendo.
La tarea de ser madre requiere de motivación y una entrega a la causa, cuando ese instinto maternal está presente, esta etapa se convierte en una de las experiencias más hermosas de la vida. Hrabán retos, miedos, cansancio y un cambio en la rutina, pero si hay un llamado auténtico a la maternidad eso será superable. Ser madre dará una sensación de satisfacción, por haber traído un nuevo ser al mundo, sumado al nuevo vínculo amoroso entre madre e hijo que compensa todo.