Ripley, especialista en asombrar, llega a Latinoamérica
Ripley Entertainment, el emporio creado a partir de la popular historieta «Believe It or Not!» (Aunque usted no lo crea), se propone mostrar en 2017 a América Latina parte de su colección de objetos extraordinarios, acrecentada recientemente en Colombia, dijo hoy a Efe uno de sus directivos.
Edward Meyer, vicepresidente de Exposiciones y Archivos del grupo fundado por Robert Ripley (1890-1949) hace 98 años, compró 78 objetos fuera de lo común en un recorrido por Medellín, Cartagena de Indias y Bogotá.
Según dijo a Efe, la adquisición más valiosa fue un lote de 60 pinturas del tamaño de la cabeza de un alfiler hechas en los años 50 del siglo pasado por Ernesto Avilez Zambrano, quien a diferencia de los miniaturistas de hoy en día no usaba microscopio para pintar.
«Son muy hermosas. Las obras pertenecieron a (José María) Escrivá de Balaguer, el fundador del Opus Dei, y estaban en manos de una familia colombiana», dijo el artista plástico y tenor Mateo Blanco, portavoz para asuntos relativos a América Latina de Ripley Entertainment y cuyas obras, hechas en materiales como pelo de perro, chocolate o maní, forman parte de las colecciones del grupo.
Avilez Zambrano pintaba sobre las cabezas de los alfileres paisajes, escenas de corridas de toros, edificios y hasta el escudo de Colombia. Todo ello se puede apreciar a simple vista, pero cuando estas obras se exhiban se ofrecerán lupas al público.
Meyer lleva casi 40 años recorriendo el mundo en busca de objetos insólitos, como lo hacía hasta su muerte en 1949 el dibujante Robert Ripley, quien supo captar el interés del ser humano por lo extraordinario en unas viñetas que se publicaban y divulgaban en medios de todo el mundo.
Hoy Ripley Entertainment, propiedad de un grupo canadiense, cuenta con 95 atracciones en una decena de países que son visitadas por más de 14 millones de personas al año, según dice su página web.
Todas cumplen con los propósitos de educar y entretener que han marcado la actividad de este grupo empresarial desde sus inicios.
En el mundo hay 32 Odditoriums (de odd, rareza en inglés) de Ripley, cada uno con unos 500 objetos que son cambiados periódicamente para mantener la capacidad de asombrar, otra característica de Ripley.
Solo hay tres Odditoriums en América Latina y los tres están en México (Guadalajara, Veracruz y México D.F.), pero Ripley también organiza exposiciones temporales en museos y otros recintos.
Meyer dijo a Efe que para este año tienen planeada una exposición temporal en la capital de Colombia, que puede ser luego llevada a otras ciudades del país, y ya están pensando en futuras exhibiciones en Chile, Argentina y Brasil. En 2017 una de las atracciones de Ripley llegará a América Latina, según el directivo.
Ripley compró también en Colombia máscaras de los indios del Amazonas y objetos de artesanía de pueblos indígenas del Pacífico, además de pinturas de Zuly Sanguino, una artista sin brazos ni piernas que pinta con la boca, y de Sandra Díaz, que recrea en papel toalla la variada flora y fauna del país.
El objeto más valioso de todos los que Ripley ha atesorado a lo largo de sus casi 100 años de historia es un Rolls Royce que perteneció a John Lennon, y el más raro, un elefante disecado que tiene dos trompas.
El ex-Beatle asesinado no es el único personaje mundialmente conocido del que Ripley posee algún objeto. La lista incluye a George Washington, padre de la independencia de EE.UU., y al presidente Abraham Lincoln y también a Frank Sinatra, Marilyn Monroe, Michael Jackson y Elvis Presley, entre otros muchos.
«Lo más importante es educar de una manera divertida», dice Meyer.
En Colombia Meyer y Blanco, autor de un retrato de Jennifer Lawrence hecho con más de 10.000 granos de maní que está en exhibición en el Museo Slugger de Louisville (Kentucky), descubrieron algo que no es un objeto pero es tanto o más valioso.
El premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez, máximo exponente del «realismo mágico», fue un asiduo lector de la historieta «Believe It or Not!» y escribió el obituario de Robert Ripley para el diario El Universal de Cartagena de Indias, en 1949.
«Pasará mucho tiempo antes de que el mundo se olvide de su nombre, porque su valor simbólico tiene que perdurar mucho más allá del día en que la humanidad empiece a convenir en que existen muchas más cosas de la que ella es capaz de conocer», escribió quien llegaría a ser uno de los mejores escritores del mundo.