Los probióticos son microorganismos vivos —como ciertas bacterias y levaduras— que, cuando se consumen en cantidades adecuadas, ofrecen beneficios comprobados para la salud, especialmente para el sistema digestivo e inmunológico. Se encuentran de forma natural en alimentos fermentados como el yogur, el kéfir, el pan de masa madre o los encurtidos, y también se pueden añadir a otros alimentos o presentarse como suplementos.
El equilibrio de la microbiota intestinal puede verse afectado por factores como una alimentación deficiente o el uso frecuente de antibióticos. Cuando esto ocurre, las bacterias "malas" proliferan, debilitando el sistema inmunológico y haciendo al cuerpo más vulnerable a enfermedades. En este contexto, los probióticos ayudan a restaurar el equilibrio intestinal, mejorar la digestión, fortalecer las defensas y, en algunos casos, colaborar en el tratamiento de trastornos gastrointestinales y afecciones más complejas.
La gastroenteróloga Karen Alarcón explicó que el consumo de probióticos cuenta con respaldo científico y puede ser una herramienta efectiva para mejorar la salud general. Sin embargo, enfatiza que no todos los probióticos son iguales: su acción depende de la cepa específica, la dosis y la calidad del producto. Por ello, recomienda consultar a un especialista para recibir la orientación adecuada. Aun así, existen productos de venta libre que pueden tomarse durante 7 días al mes como mantenimiento.
Cuidar el intestino es cuidar todo el cuerpo. Por eso, es fundamental crear conciencia sobre la importancia de alimentarnos bien y fortalecer nuestra salud desde adentro.