Trastorno Narcisista de la personalidad y su tratamiento
Vivimos en una sociedad competitiva, en donde los individuos se ven constantemente expuestos a retos y competitividad. Es por eso que desde niños los padres enseñan a sus hijos que lo más importante es llegar a ser los mejores en todo y alcanzar niveles de perfección. Los niños son exigidos para tener las mejores notas, obtener medallas en los deportes y cuidar de su apariencia. Además, como ejemplo de familias con alto nivel de logro, se promueve desde la infancia que para ser valioso o querido hay que sobresalir, se da una sugestión para que la persona crea que en su adultez tiene que lograr grandes metas y que eso le hará mejor que el resto.
Estas creencias repetidas constantemente hacen que las personas le den un valor fundamental a llegar a ser especiales o mejores que el resto, es por eso que muchos de los individuos que vienen de esta crianza y de un exceso de presión académica y social, tengan como base estructural de su personalidad, el buscar una supremacía. A partir de estas creencias mentales estructurales, la persona se pone como meta superar a los demás, tener mejores calificaciones, ser más atractivo, ganar más dinero, ser superior intelectualmente, entre otras, dejando a un lado el desarrollo de la preocupación de las necesidades de los otros. Al dedicarle mucho de su tiempo a estas metas, la persona tiende a lograr su propósito y empieza a tener una autosugestión mental de que él alcanzo lo que se propuso y el resto no. El tener una autoestima funcional es básico para poder funcionar de forma sana y alcanzar la felicidad, es por eso que se insiste tanto con los pacientes en la construcción de un gran amor propio, para que ellos tengan una contención emocional propia y construyan una vida auténtica. Sin embargo, el exceso de estos pensamientos de una forma distorsionada y extrema, puede degenerar en un trastorno de personalidad narcisista.
Otra de las posibles causas de un trastorno de personalidad narcisista es un trato de la madre al niño con un exceso de halagos, en donde se le introduce la idea al niño que él tiene algo especial, por lo que siempre es sobreprotegido, observado de una forma extrema y se le festeja cada cosa que hace en exceso. Esto se fomenta en la etapa de la primera maduración según el terapeuta Werner Meinhold, que va de los 1 a 2 años, en donde el ojo de la madre es básico, para la seguridad del niño, el problema se origina en la exageración de la mirada de la madre y del resto.
Entonces, se le debe dar al niño un espacio para que se auto descubra y explore el mundo sin la sobreprotección, que se dé cuenta de que su valor no está dado en la observación del resto. Dar seguridad al niño es básico, pero cuando esto se va al extremo, el mensaje es: “te doy tu valor en cuanto te veo y te valido”, lo que genera que el niño desarrolle una personalidad en donde necesita ser visto y admirado y siente que tiene algún tipo de mérito especial, distinto al resto, por el exceso de cuidado. Se desarrolla una idea de que soy superior sin necesidad de hacer algo, porque esa es la información que se le da al niño, desde que tiene conciencia y a lo largo de su desarrollo. Por lo tanto, después de salir de su contexto familiar nuclear seguirá comportándose de la misma manera con el resto, esperando tener un reconocimiento especial, por el simple hecho de ser él. (Werner Meinhold)
También puede suceder que ante un complejo de inferioridad desarrollado desde la niñez la persona busque compensar sus déficits, haciendo cosas que lo hagan sentir superior, y al lograrlo incorpora un pensamiento de ahora soy mejor al resto y merezco su reconocimiento, por lo que les voy a demostrar constantemente lo bueno que soy. (Adler)
Cuando el comportamiento narcisista es constante, permanente y rígido entra en la categoría de un trastorno de personalidad que tiene las siguientes características. Según el DSMV que es el manual de psiquiatría americano se observa lo siguiente:
Un patrón permanente de experiencia interna y de comportamiento que se aparta acusadamente de las expectativas de la cultura del sujeto. Este patrón se manifiesta en dos (o más) de las áreas siguientes:
– Cognición (por ejemplo: formas de percibir e interpretarse a uno mismo, a los demás y a los acontecimientos)
– Afectividad (la gama, intensidad, labilidad y adecuación de la respuesta emocional)
– Influencia en actividad interpersonal
– Problemas en el control de los impulsos
– Este patrón es persistente es inflexible y se extiende a una amplia gama de situaciones personales y sociales.
– Este patrón persistente provoca malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.
– El patrón es estable y de larga duración, y su inicio se remonta al menos a la adolescencia o al principio de la edad adulta.
– El patrón persistente no es atribuible a una manifestación o a una consecuencia de otro trastorno mental.
– El patrón persistente no es debido a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (una droga, un medicamento) ni a una enfermedad médica (traumatismo craneal).
Para resumir un trastorno de personalidad, es un patrón de comportamiento repetitivo que envuelve aspectos de percepción de la realidad, emociones y conductas, que no resultan funcionales y que generan malestar al entorno y a la persona que lo padece. Esto se convierte un trastorno cuando hay consecuencias negativas en torno a los patrones de comportamiento, especialmente enfocados a la interacción con el resto y con su auto relación.
Para determinar que una persona tiene un trastorno de personalidad narcisista estas serían las características a observar según el DSM IV
Un patrón general de grandiosidad (en la imaginación o en el comportamiento), una necesidad de admiración y una falta de empatía, que empiezan al principio de la edad adulta y que se dan en diversos contextos como lo indican cinco (o más) de los siguientes ítems:
1. Tiene un grandioso sentido de auto importancia ( exagera los logros y capacidades, espera ser reconocido como superior, sin unos logros proporcionados).
2. Está preocupado por fantasías de éxito ilimitado, poder, brillantez, belleza o amor imaginarios.
3. Cree que es ‘especial’ y único y que sólo puede ser comprendido por, o sólo puede relacionarse con otras personas (o instituciones) que son especiales o de alto status.
4. Exige una admiración excesiva.
5. Es muy pretencioso, por ejemplo, expectativas irrazonables de recibir un trato de favor especial o de que se cumplan automáticamente sus expectativas.
6. Es interpersonalmente explotador, por ejemplo, saca provecho de los demás para alcanzar sus propias metas.
7. Carece de empatía: es reacio a reconocer o identificarse con los sentimientos y necesidades de los demás.
8. Frecuentemente envidia a los demás o cree que los demás le envidian a él.
9. Presenta comportamientos o actitudes arrogantes o soberbias.
Por lo general las personas que viven este trastorno, no suelen reconocer que existe un problema, sino que las personas que están alrededor son las que empiezan a sentir un malestar por el comportamiento excesivamente egocéntrico y por la falta de empatía con las necesidades del otro.
Esto puede ser un problema en las relaciones de pareja porque este tipo de perfil tiende a dar mayor importancia a sus necesidades, más que a la necesidades del otro. Sin embargo, como dicen hay un roto para cada descocido y el tipo de personalidad dependiente, tiende a tener buenas relaciones con personas narcisistas, porque en cierto sentido se complementan. El dependiente va a halagar constantemente al narcisista siempre y cuando él se quede a su lado y le diga que hacer, también podría relacionarse bien con otros narcisistas que ven esa compañía un beneficio secundario o adorno para aumentar su grandiosidad.
Cabe recalcar que todas las personas tienen rasgos de los trastornos de personalidad, esto no es patológico, el problema se da cuando los rasgos son extremos, repetitivos y causan problemas. Una persona que no termina de desarrollar un trastorno narcisista, puede ser una persona extremadamente segura y muy enfocada en sí misma, en sí eso no es malo si también hay una preocupación por las necesidades del resto, y conexiones empáticas reales.
Los tratamientos más aplicados para los trastornos de personalidad, son los cognitivos conductuales, que dan buenos resultados, si la persona está dispuesta a abrirse y a entrar a un proceso terapéutico. Que en el caso de los narcisistas se da cuando llegan a tocar fondo y su familia y pareja, les dan la espalda. Sin embargo, es poco frecuente que estas personas vayan a pedir ayuda por su narcisismo. Por lo general, van a terapia por otros problemas como ansiedad, frustración porque sienten que el resto no les entiende o dificultades del manejo de la ira.
Dentro del trabajo en la terapia cognitiva se hará una intervención para trabajar en las interpretaciones erradas y llegar a creencias más realistas y equilibradas. En estos casos antes habrá que hablar con el paciente para que reconozca los problemas que esa conducta ha creado y encontrar los beneficios de una nueva visión, sino no habrá motivación de cambio.
El enfoque de la terapia cognitiva, según Beck, será lograr que la persona interiorice creencias más adaptativas como las siguientes:
Es posible ser normal, esto puede ser agradable y darme tranquilidad.
Soy un ser humano y está bien serlo. Soy como el resto y además puedo ser único.
Formar parte de un equipo puede ser reconfortante.
Puedo relajarme un momento y ser como los demás, no siempre tengo que presionarme tanto por ser el mejor.
Puedo disfrutar de ser parte de un grupo sin tratar de siempre distinguirme.
El resto tienen opiniones y emociones que también importan.
Mis colegas pueden ser parte de mi equipo, en vez de competidores.
Nadie me debe nada.
El resto no me debe reconocimiento, ni un trato especial.
Cada persona esta enfocada en sus propias necesidades y no en las mías.
Pensar en la realidad es más funcional que vivir pensando en sueños exagerados.
La superioridad e inferioridad de las personas es subjetivo y puede cambiar.
Todos tenemos defectos, me acepto con mis defectos.
Todas las personas son especiales.
Puedo darme mi propia retro alimentación, sin esperar que el resto sean los que me dan los halagos.
Estas creencias y reflexiones van a ayudar a que una persona narcisista suelte un poco sus pensamientos rígidos, que en el fondo también pueden resultar muy estresantes y que no dejan que la persona se relaje por un momento. Competir y buscar valoración externa constante puede resultar desgastante.
También se pueden hacer trabajos con terapia emocional, para solucionar problemas de exceso de exigencia de los padres, mensajes distorsionados de la realidad de los padres desde la infancia, heridas emocionales que han generado un complejo de inferioridad, que luego necesita ser compensado.
Se puede también trabajar con traumas del pasado, rupturas amorosas, descalificaciones de los padres o del entorno, que ayudarán a que la persona deje de estar tan obsesionada con compensar algo que ya paso y que le genera ansiedad.
Por lo general en los síntomas psicológicos hay que buscar el origen del malestar, los comportamientos o síntomas disfuncionales son una muestra de que internamente no se ha trabajado con algo que causa dolor. Al sanar el dolor y aceptarnos como seres completos y únicos nos volvemos individuos íntegros, que nos preocupamos por nosotros mismos pero también por el resto. Como en todo la base es el equilibrio: un buen auto concepto es básico sin llegar al extremo narcisista, que lo que genera es un rechazo y malestar en el resto y en la persona que lo padece. La persona narcisista también sufre al buscar constantemente la mirada del resto y sobresalir, por lo que hay que tomarlo en cuenta antes de juzgarlo.
Bibliografía
DSM IV. Manual de psiquiatría
Aaron Beck. Tratamiento Cognitivo para Trastornos de Personalidad
Werner Meinhold. El Gran Manual de la Hipnosis