Viajar dentro de tu país, una opción inspiradora
Viajar siempre tiene aspectos positivos para la vida. Un viaje nos abre la mente, permite cambios de perspectivas, elimina el estrés, nos da felicidad y refresca el alma. Sin embargo, hacerlo dentro de tu país puede ser mucho más inspirador.
Conocer el país donde uno nació significa conocerse a sí mismo, saber un poco más de la historia que uno lleva consigo y crear una identidad que fortalece las cualidades y virtudes que son parte de cada uno.
Para Renato Ortega, viajero consumado, “viajar de por sí es abrir ventanas, abrir nuevas puertas, alimentar al cerebro. El viaje es un momento maravilloso de apertura, sostiene Renato, por eso es tan importante que las personas viajen porque confrontan la cotidianidad con lo inesperado, con lo inusual y con la sorpresa”.
En el caso de los ecuatorianos viajar por nuestro país es una oportunidad, además de ser bella, tiene mucho de aprendizaje. La cultura, los paisajes, la gastronomía forman parte de un gran legado que se ha ido tejiendo siglos atrás.
“No cabe ninguna duda, de que hay que partir de lo más cercano a lo más lejano, porque el viaje debe ir ampliando el horizonte y la visión del mundo, lo local es lo real lo extraordinario también nos alimenta y nos da vida”, dice Renato.
Actualmente, nuestro país ofrece el turismo comunitario, aquel que nos permite adentrarnos en mundos diferentes, en costumbres que solo las hemos leído en los libros de la escuela y que ahora están ahí para vivir experiencias únicas y sobre todo comprender distintos paradigmas de vida.
Para Renato Ortega, el turista que viaja por Ecuador tiene la oportunidad de constatar la diversidad en un solo territorio. De percatarse de la diversidad humana, geográfica y natural… “Nuestro mundo es más amplio de lo que sospechábamos” comenta Renato.
Fotografiar, alegrarse por lo que es de uno y vivirlo intensamente es parte de la experiencia de recorrer el país que te vio nacer, de esa manera también se crea identidad tanto individual como colectiva, se construye una memoria histórica que tiene que ser transmitida para que las nuevas generaciones también puedan disfrutar de ella.
En ese sentido también cabe reconocer la importancia de ese legado, de esa transmisión de información de padres a hijos y de ellos a los suyos de tradiciones y costumbres ancestrales, menos antiguas y nuevas formas de interacción. Tal vez ahí está la importancia del turismo, del trasladarse, de admirarse, como sostiene Renato, “El viaje es la mejor metáfora de la vida”.