Efectos de la ludopatía en nuestra salud
La adicción al juego comparte características con otras adicciones como la dependencia a las drogas o al alcohol, debido a su impacto directo en el cerebro. Al jugar, el cerebro libera dopamina, un neurotransmisor relacionado con el placer. Esta liberación genera una sensación gratificante que alimenta un ciclo de comportamiento compulsivo, haciendo que la persona juegue cada vez más para experimentar esa misma sensación.
Con el tiempo, esta búsqueda constante de recompensa puede generar alteraciones neurológicas similares a las observadas en otras adicciones. La ludopatía no solo trae consecuencias económicas y sociales, sino que también puede tener efectos devastadores a nivel psicológico: ansiedad, depresión, trastornos de la personalidad, aislamiento social, baja autoestima y alteraciones del sueño son algunos de los síntomas más comunes.
La doctora Reyna Khabie aclara que no todas las personas que juegan desarrollan esta adicción. Para hablar de ludopatía, deben presentarse signos claros como la tolerancia (necesidad de apostar cada vez más) y la abstinencia (malestar al no poder jugar). Además, el ludópata suele caer en mentiras constantes, utiliza dinero destinado a otras responsabilidades e incluso incurre en fraudes para seguir jugando.
"La ludopatía es una enfermedad escondida, ya que, a diferencia de otras adicciones, no siempre se detecta con facilidad", enfatiza la especialista.
En muchos casos, las personas se dan cuenta de que han tocado fondo no por problemas físicos, sino por el colapso de su situación financiera. Por eso, es fundamental reconocer a tiempo las señales de esta adicción y acudir a un profesional para recibir el tratamiento adecuado.