Una manera sencilla de darle respaldo a tus riñones es a través de frutas bajas en potasio como la manzana o la pera, que además suman fibra y ayudan a mantener una presión arterial saludable. El ajo, por su parte, aporta sodio natural bajo y tiene propiedades antioxidantes que favorecen la salud renal. Entre los frutos rojos, los arándanos son una joya: tienen antioxidantes que reducen la inflamación y apoyan la función de filtrado. También es recomendable incluir pimientos rojos, por su Vitamina C y su baja carga de potasio.
Para proteínas, se recomienda opciones de origen vegetal como legumbres y tofu, que son más suaves para los riñones que las proteínas animales, pero si se eligen carnes, deben ser porciones controladas. En cuanto a grasas buenas, el aceite de oliva se destaca por sus ácidos grasos monoinsaturados y su papel en mejorar la salud cardiovascular, lo que a su vez beneficia a los riñones.
Una pieza clave en esta dieta renal es limitar fósforo y potasio: evitar alimentos procesados, bebidas con fósforo adicional y alimentos muy ricos en potasio como algunas verduras y frutas es fundamental para evitar sobrecargar el trabajo renal. Además, controlar el consumo de sal ayuda a prevenir retención de líquidos y elevar la presión.
Finalmente, no olvides que cada persona es diferente: la mejor alimentación para tus riñones debe ajustarse a tu situación particular, y lo ideal es consultar con un nutriólogo o médico para diseñar un plan adecuado a tus necesidades.